Lo que la TV prohibió y calificó de "repugnante y perturbadora" conoció su verdadera audiencia y su pase a la inmortalidad a través de nosotros, los cinéfilos. |
Por: Deadman.
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Introducción:
El director Mick Garris, afirmó sin pudor en el lanzamiento de su serie que, en “Masters of Horror” los directores invitados tendrían una completa libertad al margen de las trabas que les ponían los estudios a nivel técnico y creativo... ¿de verdad habría visto este hombre “Ichi the Killer” o “Visitor Q”? ¿Tendríamos cualquiera de nosotros los cojones de dar a "El enfant terrible" del cine japonés 60 minutos para rodar lo que quisiese sin absolutamente ninguna limitante?
“Imprint” es la respuesta de Miike, yo creo que el pobre Mick Garris subestimó el poder creativo tan enorme, repulsivo, shockeante y perturbador del director japonés y al atestiguar el resultado final sus declaraciones confesas fueron recibidas por un periodista de la afamada revista "Rolling Stone" quien registra: "No podemos emitir esto por TV abierta, ni siquiera podemos transmitir esto por cable, salí sintiéndome miserable, enfermo y no se siquiera como volver a tomar de la mano al señor Takashi, de verdad me ha conmovido y no de la mejor manera."
Obviamente, después del escándalo de censura y prohibición desde el mismo director y productor de la serie a la obra del japonés, la credibilidad de Mick Garris es igual de valiosa que un pañal cargado con unos cuantos kilos de mierda.
¿Quieres saber por que Imprint está siempre en el top 5 de toda lista creíble de cine perturbador?
¿Por que el episodio jamás fue transmitido en TV y tuvo que buscar refugio y difusión en el cine?
Advertidos quedan, las cosas se pondrán verdaderamente feas... ¡Comenzamos!
Recuerda: Ten cuidado con lo que deseas, se puede volver realidad... al pie de la letra. |
Takashi Miike es un director clave para entender el J-Horror en su totalidad y una parada obligada para los amantes del terror en el cine universal. |
Plot:
Christopher (Billy Drago) es un periodista norteamericano que, en la época victoriana, viaja a través del Japón en busca de Komomo, una novia a quien había prometido rescatar de la prostitución y llevar a América. Luego de una búsqueda incesante, aterriza en una isla poblada exclusivamente por prostitutas y sus amos. Christopher es convencido de pasar la noche ahí, puesto que le informan en la isla que de no quedarse seria posible blanco de algún robo, a lo cual accede y elige a una muchacha muy misteriosa alojada en el fondo de una gran jaula o prisión. Ya dentro de la habitación conoce a esta particular y misteriosa joven, la cual, por pedido de Christopher, comienza a contarle su vida, llena de humildad y tristeza. Luego de unas copas de más, él le cuenta acerca de una joven, de la cual está enamorado y al describirla, la misteriosa mujer le dice que conoce a Komomo, puesto que es la más solicitada del lugar.
Desfigurada y alterada, la chica afirma tener una relación más estrecha con los muertos que los vivos. Ella le dice que Komomo estaba allí, pero se ahorcó después de que su amor nunca llegara por ella. Angustiado, Christopher busca consuelo en el sake. Mientras se está quedando dormido, solicita un cuento antes de dormir. La chica relata su pasado...
Crítica/Comentario:
Vaya hijo de puta es Takashi, un hombre al que yo califico sin miedo a nada, que provoca el miedo a todos, para bien o para mal, este director nipon es de hecho, el cineasta japonés del género más respetado y venerado en todo el cine asiático de terror, tiene de lejos la filmografía más cruda, mas terrible y más nauseabunda en su género, ha ganado todos los reconocimientos que un creador de pesadillas podría aspirar a tener y no conforme con ello ha puesto un golpe durísimo sobre la mesa cuando los estadounidenses querían su rebanada del pastel de gloria de Miike... resulta que se atragantaron, fue demasiado para siquiera darle un buen bocado.
Lejos de caer en las trampas de un exotismo fácil, Imprint sabe echar mano de toda una tradición de cine oriental que modifica a su antojo para su propia concepción de lo macabro, convirtiendo su propuesta en un circo de los horrores: el apartado burdel al que llega el personaje de Billy Drago en nada desmerece al típico espectáculo de fenómenos, con las prostitutas uniformadas de cabellos rojos (a excepción de la narradora, una chica de pelo azul que sufre de una extraña deformidad facial pero que no está exenta de cierta carga de belleza y sensualidad), jefazas de dientes negros y un siniestro enano (midget) al que le falta la mitad de la nariz. ¿Resultado? el personaje principal es visto por nosotros como un auténtico intruso, un hombre por cuya vida tememos en todo momento, y cuya resolución Miike nos va dando en cuentagotas, a través de varios niveles narrativos dispuestos en la forma de reiterados flashbacks.
Es una historia impactante, perversa, tiene una ambientación magnífica del periodo Edo. Una fotografía muy cuidada evocadora de los “muzan-e”. Una película que nos mostrará el “ero-guro”, corriente artística desarrollada en Japón a principios del siglo XX y que no tiene que ver con la forma de entender el gore en occidente (seguramente incomprendida si no nos situamos en su contexto).
Alguna vez Takashi Miike dijo: "Mis películas son hechas con la intención de que las personas se salgan del cine y se preguntan ¿pero que carajos estaba viendo?" y pues claro, aunque la portada vende mucho y más porque advierte que esta censurada en muchos países, cualquiera puede pensar que va a ver algo atroz y brutal... curiosamente no es así, Takashi se preocupó en verdad por entregar un producto terrible, pero bien cuidado y estéticamente impecable.
Porfavor, eviten que los niños y las personas muy sensibles vean esta película... se los van a agradecer. |
Conclusión:
Aunque no es una película para todos, es una película digna de mención en cualquier revisión del cine japonés no solo de terror, si no de su cine nacional, con todo y que nació como un episodio para TV americana, la técnica, el arte y la pulcritud sobre humana que caracteriza a Takashi Miike es totalmente de cine, al igual que el formato en que fue filmada, es un himno al dolor, a lo grotesco, al sentimiento ominoso de sentirte solo, lejos de cualquier esperanza, de cualquier ser querido, es la impotencia de no poder hacer nada mas allá de ver el infierno mismo sabiendo que tienes los minutos contados para que sea tu doloroso turno de vivirlo en tu propia carne.
No me canso en este tipo de publicaciones de rogarles que sean prudentes y tengan un poco de sentido común al pensar siquiera en ver una película como esta, no todo mundo es apto para ver semejantes aberraciones, torturas, mutilaciones, humillaciones, abortos y demás injurias, no está tan alto en los tops del tema del cine perturbador de manera gratuita, en verdad es un film de respeto, cargado de cosas que preferiríamos que no existieran, que quizá jamás deberían haber sucedido a nuestra especie, pero si tienes tripas y estómago de hierro, sangre fría y espesa... tienes una cita con Komomo y la espiral que desciende al más profundo de tus temores.
¡Hasta la próxima!
Imprint la vi el mismo día que vi Audition...
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